Los españoles elegiremos hoy a cincuenta
europarlamentarios, el mismo número que existía en la Cámara saliente,
pero otros cuatro candidatos pueden tener que ir a Estrasburgo a buscar
su acta de diputado si hay un segundo referéndum en Irlanda que permita
ratificar el Tratado de Lisboa. Para ello, la diplomacia española está
tratando de preparar una propuesta de compromiso, que sería la primera
enmienda del Tratado de Lisboa.
Según el Tratado de Niza, actualmente en vigor, España
tiene un menor peso en el Parlamento, pero mayor en el Consejo, que es
el lugar donde se toman las decisiones más importantes. Sin embargo,
según las reglas del nuevo Tratado de Lisboa, en el Consejo el peso de
cada país lo decide directamente el número de sus habitantes y España
recupera por tanto algo más de diputados en el Parlamento, institución
que, a su vez, obtiene más competencias.
Reglas actuales
Puesto que el tratado actualmente en vigor es el de
Niza, las elecciones solo se pueden celebrar siguiendo las reglas
actuales y si no se tomase ninguna otra disposición, el Tratado de
Lisboa podría entrar en vigor a finales de año, pero la distribución
del Parlamento no volvería a tocarse hasta las elecciones siguientes,
en 2014. La propuesta española consiste en transformar la cámara que se
elegirá hoy en las cifras que prevé el Tratado de Lisboa, en cuanto
este sea ratificado. Para ello, se añadirían esos cuatro diputados a
España y Polonia, pero se le quitarían a Alemania algunos de los que
serán electos y que se transformarán en una especie de observadores,
sin derecho a voto.
La cuestión se ha llevado con el mayor sigilo, para
evitar que la incertidumbre sobre la composición del Parlamento pudiera
ser utilizada por las candidaturas euroescépticas para desacreditar el
proceso y porque precisamente algunos gobiernos que también están
implicados, como el polaco, tienen influencias poco favorables al
Tratado de Lisboa. Lo que ya se llama «la preocupación española» se ha
empezado a presentar al mismo nivel que las llamadas «preocupaciones
irlandesas», que son las clarificaciones que el Gobierno de Dublín
quiere que se plasmen en un documento para utilizarlo como
argumentación en la convocatoria del segundo referéndum sobre un
tratado que los electores han rechazado.
El reparto de estos escaños extras se haría según la
legislación electoral de los países concernidos, lo que en algunos
casos plantea problemas legales tan importantes como el de privar de
sus derechos a los parlamentarios que ya han sido elegidos.
Dificultades
Cuando España planteó la cuestión por primera vez en un
Consejo Europeo, la reacción general fue positiva, pero a medida que ha
avanzado la campaña electoral, y a la vista de que las dificultades se
acumulan, las posiciones se han vuelto más escépticas. Sin embargo,
como suele suceder siempre en los asuntos de este tipo, los expertos
legales acabarán encontrando una solución.
El problema, en este caso, es el asunto previo de que
los irlandeses convoquen un segundo referéndum y que esta vez sí
ratifiquen el Tratado de Lisboa. Ello haría que los presidentes de los
países que todavía no han completado el trámite -Polonia y la República
Checa. más Alemania que espera el dictamen del Tribunal Constitucional-
dieran también el paso. De modo que el domingo por la noche, puede que
haya candidatos que sigan con tanto interés el desarrollo del recuento
en España como en Irlanda, para saber las posibilidades de que un
segundo referéndum sea esta vez positivo.