La solución italiana al problema de la inmigración ilegal pasa por una política europea de "responsabilidad y solidaridad común" que no deje solos a los países más afectados. Un plan en siete puntos que el Ministro de Asuntos Exteriores, Franco Frattini, presentó el 27 de abril en Luxemburgo con ocasión del Consejo de la Unión Europea de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores de la UE, y que ha vuelto a repetir a lo largo de los últimos días, cuando la comunidad internacional ha criticado a Italia por las repatriaciones de los inmigrantes a Libia.
Según Roma, Europa, cuya acción ha sido del todo insuficiente hasta ahora, tiene que llevar las riendas de la política migratoria.
Frente la compleja cuestión de la inmigración, Italia sugiere que todos los países se hagan cargo de los inmigrantes, no sólo desde el punto de vista financiero, sino también a través de un mecanismo de recolocación que involucre todo el territorio europeo.
La hipótesis avanzada es extender el modelo de los centros de acogida temporal a toda Europa y reforzar el papel desempeñado por Frontex. Según la propuesta italiana, la agencia europea de seguridad marítima debería participar en mayor medida en las patrullas, en la coordinacción de las ayudas y en la organización de los vuelos de repatriación que hasta ahora han estado a cargo de los países. Las patrullas, como en el caso del desierto libio, tendría que introducirse dentro de las fronteras de los estados.
Un papel importante en la política de inmigración europea lo jugarían países como Libia y Marruecos, a los que Europa debería ofrecer una compensación, en términos de intercambios culturales y comerciales, a cambio de su ayuda en las operaciones de prevención y control de las fronteras. En particular, Libia debería ser el interlocudor privilegiado de UE. El objetivo sería la creación de un sistema de control de las fronteras meridionales, a cuya creación Italia se declara dispuesta a contribuir económicamente.
Italia empuja para que la cuestión de la inmigración esté en la agenda del próximo Consejo Europeo que tendrá lugar en junio. El Presidente de la Comisión, Barroso, que el martes visitó l’Aquila, ha declarado que apoyará a Italia, si bien la decisión final recae en la presidencia checa del Consejo.